DESENLACE
En la tregua
de un fatal desengaño,
veo surgir los versos trepando las hojas
cual adicto a las rutas de tus ojos,
al silencio ingrato de una noche en soledad.
Llegaron los rencores en sonetos,
se asomaron a la roja insignia de tu pecho,
ahí sola en el tiempo estaba aniquilada,
pues tu sombra se escurrió por otra puerta...
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